1. Escalera interior, de Almudena Grandes. Tusquets Editores.
Escalera interior es el murmullo de los patios de luces que recogen olores de guisos, ruidos de cacharros y cucharones, risas, confidencias susurradas a media voz, buenos días y buenas noches que se intercambian en el rellano; es el murmullo que recoge nuestra rutina, la de la gente de a pie, en esas realidades pequeñas que son las que esconden las grandes historias. Las que, durante años, Almudena Grandes imaginó y regaló a sus lectores en El País Semanal, donde, cada quince días, a veces como narraciones, otras como escenas, y otras más como crónicas, levantaba personajes, vidas que merecían ser contadas. Como la suya, porque en estos artículos Almudena Grandes también se convertía en anfitriona y nos invitaba a entrar en su cocina, en su casa, en su mundo, que olía al salitre de Cádiz, al bullicio de Madrid. De ese modo, estas historias, que son relatos, también nos ayudan a conocer mejor a la mujer detrás de la escritora, esa que siempre supo vernos, narrarnos, entender las miserias y las grandezas humanas que oculta cada uno de esos rostros con los que nos cruzamos por la calle. Reunidos y ordenados ahora por Elisa Ferrer, las narraciones de este libro muestran una vez más la maestría y la capacidad de evocación de una de las autoras españolas más recordadas y queridas de la literatura española reciente.
2. Los niños de Himmler, de Caroline De Mulder. Tusquets Editores.
Baviera,
1944. Los rumores de la guerra apenas llegan a la primera maternidad nazi, la
Heim Hochland, creada por Heinrich Himmler en 1936 como parte del programa
llamado Lebensborn. En ese idílico lugar se hace todo lo posible para ofrecer
un ambiente armonioso a los hijos recién nacidos de miembros de las SS y a sus
madres. Allí trabaja Helga, una enfermera modélica y entregada, que cuida de
mujeres embarazadas y bebés, pero que asiste a situaciones que harán
tambalearse sus certezas. Y allí llega, para dar a luz, la joven Renée, una
francesa repudiada por su familia tras haberse enamorado de un alemán durante
la Ocupación de París. Mientras reconstruye este inquietante gineceo en su
realidad histórica, Los niños de Himmler ofrece una inmersión en la
cotidianidad de un lugar concebido para desarrollar y «depurar» la raza aria, y
criar a los futuros «señores de la guerra».
3. El marido de mi madrastra, de Aurora Venturini. Tusquets Editores.
Como
ocurre con toda la obra de Aurora Venturini, estos cuentos fueron escritos
desde las tripas, y también desde un lugar periférico del lenguaje y la
literatura. Sus páginas las recorre una galería de personajes extraños y
deformes. Porque esa ha sido siempre la manera como Venturini perfila sus
historias, abordándolo todo con una mirada extravagante. Aquí desfilan gatos
absorbidos por un tornado, niñas que nacen con un bulto negro en el cuello, una
maestra que se enamora de un ventrílocuo de circo. Y viejos y mujeres que pegan
a sus hijas. Dueña de un estilo excepcional, lírico y sórdido a la vez, Aurora
Venturini narra de manera irrefrenable las zonas perversas y macabras del
mundo, y atrapa a estos raros personajes antes de que se evaporen. Divididos en
dos partes, El marido de mi madrastra y Hadas, brujas y señoritas, estos
relatos trasmiten su particular manera de entender la literatura y la vida, dos
espacios tomados casi siempre por la oscuridad, pero con algunos fogonazos
breves de una luminosidad que hiere.
4. Buenas noches, lechuza, de Jordi Ibáñez. Tusquets Editores.
Un viejo profesor de filosofía con un pasado inconfesable y unas ataduras presentes no menos oscuras forma parte de un grupo de ancianos que representan una rebelión. ¿Es un instigador? ¿Es un mero observador? ¿Forma todo parte de un plan, o nada es lo que parece y al mismo tiempo todo es peor? Jordi Ibáñez construye una enigmática historia de espías al servicio de Rusia en la Barcelona actual, con sujetos que juegan peligrosamente a ser lo que no son, con charlas crepusculares entre viejos agentes atiborrados de alcohol y mala conciencia, con alguna que otra monja planteando preguntas difíciles, con jueces adormilados, y con ese viejo filósofo lúcido y avergonzado de su pasado poniéndose discretamente al servicio de una jovencísima muchacha caída del cielo.
Este es un libro sobre las posibilidades que ofrece la vejez. El juego,
el complot, la amistad, la conversación, el cuidado y los afectos liberados del
deseo, la actuación —los viejos actores, los saltimbanquis resistentes— tejen
el complejo tapiz de voces y saberes que el autor ofrece sin esquivar la
cuestión más decisiva de todas: que envejecer es una oportunidad para asomarse
al fin a la sabiduría.
5. Prima facie, de Suzie Miller. Seix-Barral.
A
los treinta años, Tessa Ensler ha dejado atrás sus orígenes humildes y es una
abogada de éxito, especializada en los casos más espinosos, como la defensa de
los acusados de agresión sexual. Su tenacidad y carácter están al servicio del
sistema judicial y de sus reglas, en las que ella cree profundamente. Es la
existencia de la duda razonable lo que hay que probar, incluso más allá de lo
que a primera vista, prima facie, aparece ante el juez y el jurado.
Hasta el día en que a Tessa le sucede lo que
les sucede a tantas. A un tercio de las mujeres, para ser precisos. El día en
que las atenciones de un colega se convierten en algo más, y luego en algo no
deseado, violento. Y así, Tessa se encuentra en el lado opuesto, junto a todas
las demás, enfrentándose a la duda razonable, solo para descubrir la verdadera
naturaleza de las reglas en las que siempre ha creído. No están escritas para
ellas.
6. El incidente, de Daniel Jiménez. Seix-Barral.
Nadie
tiene la culpa. Estas cosas pasan. Solo fue un «incidente». Esa es la palabra
que más se repite a la hora de hablar del enfrentamiento entre Ricardo
Montesinos, jefe de la planta de psiquiatría del hospital, y Manuel Alejandro,
un joven paciente ingresado por tercera vez en la unidad de agudos. La versión
oficial se empieza a desmoronar cuando un escritor en crisis, que estuvo
ingresado hace veinte años en ese mismo lugar, se decide a investigar el caso y
confronta los testimonios de todos los implicados.
Basada
en hechos y personajes reales, El incidente es una novela polifónica que aborda
cuestiones fundamentales y contradictorias en torno a la enfermedad mental: la
diversidad de causas que la inducen —biológicas y contextuales—, los intereses
detrás del aumento del malestar en nuestra sociedad o la necesidad de acabar
con el estigma que la rodea sin caer en el exhibicionismo al que conduce su
permanente visibilización.
7. Lo que permanece, de Margarita Leoz. Seix-Barral.
La
mañana de un 7 de julio, mientras Pamplona se prepara para su día más festivo,
la narradora de esta novela se entera de que su padre ha muerto de repente. En
el exterior reina el bullicio y ella acompaña a su madre en la casa familiar:
debe llamar a la funeraria, elegir la ropa, organizar las exequias. Al final de
la jornada, extenuada, vaciada, la protagonista comienza a rememorar la figura
de su padre y la relación que mantuvo con él. Es el fin de una época y el
principio de otra marcada por el duelo, pero también por el ímpetu de la vida
que, a pesar de todo, se abre paso.
Lo
que permanece es una novela extraordinaria que habla de historias en minúscula,
de las vidas corrientes de una generación de padres crecidos en la posguerra
que construyeron la clase media a golpe de trabajo y se hipotecaron para que
sus hijos fueran a la universidad. Una historia sobre la vulnerabilidad de los
lazos que nos unen y sobre lo que permanece tras la pérdida.
8. La ballena varada, de Elizabet O'Connor. Seix-Barral.
En
1938, una ballena aparece muerta en las costas de una remota isla galesa en la
que apenas habitan doce familias. Para Manod, una joven que ha pasado toda su
vida allí, es tanto un presagio de fatalidad como un símbolo de lo que puede
haber más allá de sus costas, y aviva su deseo de explorar la vida más allá de
esa hermosa pero durísima isla que su familia ha llamado hogar durante
generaciones.
En ese sentido la llegada de Edward y Joan,
dos etnógrafos ingleses que esperan estudiar la cultura de la isla, le parece
una bendición y una forma de evadirse al comenzar a trabajar para ellos como
secretaria y traductora, dado que pocos miembros de la comunidad hablan inglés.
A medida que los aldeanos se sienten atraídos por la curiosidad hacia la
ballena, que se convierte en un lugar de juego para niños y un santuario para
la bestia en descomposición, Manod cae bajo el influjo de Joan y Edward por
distintos motivos y tiene que tomar algunas decisiones difíciles sobre la vida
que quiere llevar, al tiempo que se acrecientan sus sospechas de que su
comunidad puede estar siendo peligrosamente malinterpretada y exotizada.
Los de Tusquets me tientan mucho. Y el de Prima facie, que vi la obra de teatro el año pasado y me impactó muchísimo.
ResponderEliminarBesotes!!!