El sendero en el bosque (Adalbert Stifter)

 

Título: El sendero en el bosque 
Autor: Adalbert Stifter

Editorial: Impedimenta

Año: 2008

Nº de páginas: 154

ISBN: 978-84-9366550-0-6   

Del autor:

Adalbert Stifter nació en la pequeña ciudad mercantil de Oberplan (actualmente Horní Planá, en Chequia) en 1805. Fue el mayor de los hijos de Johan Stifter, que murió en 1817 aplastado por un tren.

Aunque la familia no tenía mucho dinero, Stifter fue educado en el Gymnasium Benedictino de Kremsmünster, y en 1826 se matriculó en la Universidad de Viena para estudiar leyes. 

En 1828 se enamoró de Franny (Franziska) Greipl pero, tras cinco años de relaciones, sus padres le prohibieron que siguiera viéndola. Fue aquélla una pérdida de la que Stifter jamás lograría recuperarse. En 1835 se comprometió con Amalia Homaupt, con la que se casó en 1837. Fue un matrimonio infeliz. Stifter y su esposa, incapaces de concebir hijos, adoptaron, a lo largo de los años, a tres de las sobrinas de Amalia. Una de ellas se fugaría y otra, Juliana, desapareció y fue encontrada fl otando en el Danubio cuatro semanas después. Mientras vivió en Viena, Stifter se ganó la vida precariamente como tutor de los vástagos de la aristocracia vienesa. Asiduo a la vida intelectual de la capital austriaca, era habitual encontrarlo en el famoso Burgtheater y en los cafés literarios acompañado de figuras como Franz Grillparzer, Joseph von Eichendorff o Robert y Clara Schumann. Tras visitar la ciudad de Linz en 1848, decidió establecerse en ella un año después. 

Su salud física y mental empezó a empeorar en 1863, y en 1867 enfermó de cirrosis. Sumido en una profunda depresión, se cortó el cuello la noche del 25 de enero de 1868, y murió dos días después. Considerado uno de los más importantes autores en lengua alemana del siglo XIX, a él se deben obras de la importancia de Abdías (1842; editado en español por Nórdica Libros, 2008), El solterón (versión española de Der Hagestolz, de 1944; publicado por Impedimenta, 2009), Brigitta (1844; en español, Bartleby, 2008), Las piedras de colores (1853), Witiko (1867) y especialmente El verano tardío (1857; en español, Pre-Textos, 2008). 

Sinopsis:

Narrada con sencillez y frescura, El sendero en el bosque es un sorbo de agua de fuente en un día de calor. Un libro lleno de inocencia y sobriedad, pero también de una profunda sabiduría no exenta de destellos de mordacidad, para paladares acostumbrados a los mejores vinos.

Opinión:

El sendero en el bosque (Der Waldsteig), es una novela corta culminada en 1845, es por eso que con ella participo en la V Edición del Reto "Me gustan los clásicos" del blog "Un lector indiscreto", y a la vez en el reto "Diciembre: mes de la novela clásica" del blog "Libros que hay que leer".

La novela está dividida en tres capítulos y está narrada en primera persona.

Un narrador del cual no vamos a conocer la identidad, nos narra la historia de un amigo suyo, Theodor Kneight, de unos cuarenta años, al que todo el mundo llama Tiburius.

Este personaje, que será nuestro protagonista, vive ahora como un humilde campesino, está casado, y es alegre y jovial, pero de joven no fue así. De joven era un mentecato, de familia adinerada, su padre nunca fue hábil con los negocios. y su madre le sobreprotegía. De la educación del alelado de Tiburius se hacía cargo su tío. Al ir muriendo todos sus allegados heredó una fortuna, que no administraba demasiado bien.

Cada vez Tiburius se fue encerrando en si mismo, y solo leía libros de anatomía, del que extraía que estaba padeciendo todas aquellas enfermedades que leía. La llegada de un estrafalario doctor del que todos pensaban que estaba un poco loco y que no ejercía de médico, provocó que Tiburius le consultara sobre sus enfermedades. Este le receta dosis de balneario y Tiburius cada día se adentra en el bosque a pasear. 

Estos paseos por el sendero del bosque, que le van a cambiar la vida, son para mi metáfora delos diferentes caminos que pueden escoger las personas en su vida, y que les van a hacer cambiar. Por el sendero del bosque, Tiburius conoce a María, una joven que busca fresas para su padre.

La novela contiene todos los rasgos que caracterizan a la novela de Stifter, bellas descripciones de paisajes y el espíritu propio del romanticismo alemán, escrito con una delicada y sencilla prosa muy amena para el lector.

 

Valoración:  7/ 10 Notable