«Mi madre habría sido más feliz si yo no hubiera
nacido.» Así arranca el desgarrador testimonio de un escritor enfrentado a la
más dura de sus narraciones, la de su propia vida. Asaltado por los recuerdos
mientras cuida a su madre enferma, el pasado se le presenta con vacíos que no
logra llenar.
A través de silencios y de un gran talento para la
observación, el autor desnuda su intimidad y nos obsequia, con belleza y
maestría, el retrato de un país y una época desde su propio universo familiar.
Lo acompaña como confidente su vieja mascota, una perrita leal y encantadora.
Descubrir por qué elegimos amar a quien no amamos
exige una sinceridad implacable, y eso es lo que no falta en este hermoso
relato de despedida. Adiós, pequeño es la reconstrucción emocionante de una
infancia en la que todos, abuelos, padres e hijos, han callado demasiado.
Cuando el pasado vuelve cargado de silencios.
Hay novelas que duelen, y esta es una de ellas, pero a su vez, el lector no quiere que acaben nunca, porque su dolor, es mi dolor, y un poco el de todos. Porque regresar al pasado y desnudarse como lo ha hecho Máximo Huerta en esta novela, es sumamente difícil y muy meritorio.
Adoro la manera de escribir de Huerta, su prosa poética, sus referentes, que son los míos: Matute, Delibes y Machado, entre otros. Pocos, muy pocos escriben con su sensibilidad, entre los cuales, bajo mi humilde opinión se encuentra también Alejandro Palomas.
Después de este desbordamiento inicial de emociones y sensaciones, (perdonad que empiece así una reseña, no suelo hacerlo, pero es que no podía ser de otra manera cuando uno empieza a escribir justo al acabar la lectura de Adiós, pequeño), vamos a empezar a hablar de la novela en si.
Con Adiós, pequeño ha ganado el Premio de Novela Fernando Lara 2022, bajo mi humilde opinión, bien merecido.
La novela está formada por una primera parte titulada "Donde esté tu madre" que consta de 85 capítulos cortos, y una segunda parte titulada "El peso del padre" de 43 capítulos. Los títulos son evidentes y dan idea al lector de lo que nos vamos a encontrar.
Huerta comienza con una frase durísima y a la vez largamente reflexionada "Mi madre habría sido más feliz si yo no hubiera nacido", porque el autor nos cuenta desde la actualidad lo que supuso que su madre se quedara embarazada y tuviera un hijo, y lo que sigue suponiendo para muchas mujeres aún a día de hoy: para esas mujeres se les acabó su libertad, sus sueños, sus metas, en otras ocasiones esto no es así, pero en esta ocasión es como lo siente Huerta después de amplias reflexiones.
Adiós pequeño, es la vida narrada en primera persona del autor, desde su infancia diferente y difícil en la localidad valenciana de Buñol, hasta su relación especial con su madre y dura por incomprendida y rígida, a veces de su padre, pero desde la perspectiva que nos da la madurez, y bajo el cambio de roles que nos da la vejez de una madre que tiene que ser cuidada por un hijo. Y es que envejecer es solo para valientes, como de valientes es contarnos lo que Máximo nos cuenta, y como nos lo cuenta.
Situaciones cotidianas de una transición desde la perspectiva del Máximo niño, en un hogar familiar humilde, siendo un niño a veces perdido al que le faltan recuerdos como el del primer beso, con una madre que se desvivía por su hijo y un padre, que aunque no fue el mejor, era su padre, y con el que consigue reconciliarse finalmente.
Adiós, pequeño es el cierre de una etapa, es la despedida de una infancia a la que cuando regresamos duele, pero a la que no podemos renunciar. Nadie nos enseña a ser padres, ni a ser hijos, es algo que se aprende o se intenta hacer lo mejor posible.
No podemos olvidarnos de Doña Leo, esa perrilla que acompaña al autor durante esta etapa reflexiva de madurez, y que aporta más ternura si cabe a la novela.
Gracias Máximo Huerta por dejarnos descubrir un poco más de ti, por abrirte al lector y hacerlo de la manera más inolvidable posible, a través de las palabras, a través de tus palabras.
Y ahora disculpadme, pero tengo que ir a abrazar a mis padres.
Valoración: 9/ 10 Sobresaliente
Sólo he leído Una tienda en París y me gustó. Este libro me llama mucho la atención aunque era evidente que iba a ser una lectura dura y ahora mismo prefiero cosas menos comprometidas.
ResponderEliminarBesos
Maxim Huerta es un autor con el que no conecto, sobre todo porque utiliza una prosa muy poética. Por lo que nos cuentas en tu interesante y muy buena reseña, veo que te tocó la fibra Adiós, pequeño, por lo que tiene de muy personal en relación con el autor. Un abrazo.
ResponderEliminarDe este autor solo he leído La parte escondida del iceberg y no me causó gran impresión, me pareció una lectura lenta y con poco sustento. De esta última novela leo criticas mejores, el tema aunque delicado me llama la atención, es posible que le de una nueva oportunidad. Saludos.
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