1. Lágrimas de ceniza, de Rubén Aído Cherbuy. Click Ediciones.
Lágrimas de ceniza presenta un viaje al pasado con
unos personajes atormentados por un horrible crimen. Tanto para Jason como para
la pequeña localidad de Thornwick, el hallazgo del cuerpo del sanguinario
asesino tras casi dos décadas supone remover profundas heridas silenciadas por
el tiempo, secretos oprimidos y respuestas perdidas.
Descubre un mosaico de relaciones humanas marcadas por la tragedia donde la angustia, el rencor, la esperanza y las bajas pasiones ofrecen al lector las oscuras motivaciones de unos personajes tan impredecibles como fascinantes.
El estigma de la familia Chapman permanecerá latente hasta que caiga el último de ellos, solo así descansarán los habitantes de Thornwick.
2. Nostalgia de otro mundo, de Ottessa Moshfegh.
Alfaguara.
Hay algo siniestro y desconcertante que atraviesa
los relatos de Ottessa Moshfegh, algo peligroso, fascinante y a veces
irresistiblemente divertido. Sus personajes son seres inestables: anhelan un
gesto de ternura y desean, a su manera, convertirse en mejores personas; aun
así, todos parecen moverse guiados por los impulsos más primarios. Débiles,
retorcidos, a menudo estúpidos y crueles consigo mismos y con los demás: de
esta extraña materia prima Moshfegh consigue extirpar una belleza oscura y
eléctrica y que, en ella, lo que veamos sea en realidad nuestro propio reflejo.
Nostalgia de otro mundo reúne sus mejores relatos, ganadores de los premios Pushcart, O. Henry o Plimpton Discovery Prize, con los que ha entrado a formar parte del universo literario de Flannery O’Connor o Angela Carter.
3. La presidenta, de Alicia Giménez Bartlett. Alfaguara.
La presidenta de la Generalitat Valenciana, Vita
Castellá, aparece muerta en la habitación de un lujoso hotel de Madrid. La
comprometida situación exige que quede oficialmente descartado un posible
asesinato y que la investigación encalle, de manera que el partido en el poder,
al que la víctima pertenece, ha activado todos los recursos y ha hecho sonar todos
los teléfonos de las altas esferas que le puedan ayudar a ganar tiempo. Por su
parte, el jefe de la policía de la Comunitat Valenciana decide ayudar al
ministro del Interior y al director de la Policía Nacional, Juan Quesada
Montilla, en su misión: despistar a las autoridades. Para ello ponen el caso en
manos de dos inspectoras novatas y peculiares: las hermanas Berta y Marta
Miralles. Radicalmente opuestas entre sí, deberán enfrentarse juntas a un
turbio mundo de intereses.
4. La mirada quieta (de Pérez Galdós), de Mario Vargas Llosa. Alfaguara.
Benito Pérez Galdós es un autor esencial en la
literatura española contemporánea. En este ensayo, a partir del análisis de sus
novelas, de sus obras teatrales y de los Episodios nacionales, Mario Vargas
Llosa crea un perfil completo, personal y sugerente del escritor español. Nadie
como el Nobel peruano es capaz de leer de manera tan sagaz y con tanta libertad
y pasión la obra de un creador.
Como el propio autor afirma en la introducción a La mirada quieta, «Galdós hizo lo que Balzac, Dickens y Zola hicieron en sus respectivas naciones: contar la historia y la realidad social de su país. Con sus Episodios estuvo en la línea de aquéllos, convirtiendo en materia literaria el pasado vivido, poniendo al alcance del gran público una versión quieta pero amena, bien escrita, con personajes vivos y documentación solvente, de un siglo decisivo en la historia española»
5. La novela posible, de José María Merino. Alfaguara.
Olvidada durante siglos, opacada por hombres
artistas a los que se han atribuido los cuadros debidos en realidad a su genio,
Sofonisba Anguissola fue una pintora extraordinaria que, sin formación
pictórica ni conocimiento académico de la anatomía, se especializó en el
retrato y el autorretrato, alcanzó un gran éxito en su época e, instalada en
España, estuvo vinculada a la corte de Felipe II.
José María Merino narra en La novela posible la vida de esta pintora con todo el rigor histórico, pero también con toda la amenidad que posibilita la ficción. Y la historia de esta mujer deslumbrante y su tiempo se entrelaza en el libro con otras dos, situadas en la época actual: la del propio escritor que, durante el confinamiento, escribe un diario en el que deja constancia de esos días inciertos y de cómo se inocula en él la semilla de la fascinación por la figura de Sofonisba, y la de una bibliotecaria que encuentra también en la pintora renacentista un rincón donde refugiarse en medio de una ruptura amorosa.
En esta novela se mezclan de manera magistral los dos tiempos, el actual y el del Renacimiento, la realidad con la imaginación, la biografía con la autobiografía y la ficción, y la literatura con el arte.
6. Los hombres que no fui, de Pablo Simonetti. Alfaguara.
A través de una serie de encuentros con personas que
fueron parte de su pasado, el narrador de Los hombres que no fui se enfrenta a
su memoria, a sus decisiones y a las derivas que ha ido tomando su vida, dando
paso al retrato de «un mundo de formas bellas, tiránicas e infructuosas, de
reglas inculcadas que podían llegar a ser mortales». Con una mirada esclarecedora,
conjugando melancolía y liberación, Pablo Simonetti escribe sobre las vidas
posibles que vamos abandonando con cada una de nuestras decisiones, sobre la
pertenencia y la exclusión, con el trasfondo de un Santiago de Chile en llamas
que le permitirá al protagonista dejar el pasado definitivamente atrás.
7. El espía del Inca, de Rafael Dumett. Alfaguara.
El Inca Atahualpa, Señor del Principio, ha sido
capturado por unos extraños barbudos que han llegado hasta Cajamarca montados
en llamas gigantes y premunidos de mortales cilindros en los que habita Illapa,
el dios del Trueno y el Relámpago. El Mundo de las Cuatro Direcciones se encuentra
en peligro mortal. La misión de rescatar al Inca recae en Salango, un espía
chanca del servicio secreto del incario, Contador-de-un-Vistazo, tejedor de
quipus y protagonista de esta monumental novela. Pero sus casi mil páginas no
se sostienen solo en esta única tarea, sino también en la minuciosa
reconstrucción de una civilización portentosa y singular, la incaica, en que
colisionan las lealtades y bullen la codicia, la traición y la ambición de
poder.
Poco tiempo después de su primera publicación, El Espía del Inca se convirtió, según la crítica especializada, en la mejor novela de lo que va del nuevo siglo. Por un lado, recrea, con sólida documentación histórica pero con las licencias de la ficción novelística, el infructuoso rescate del Inca. Por otro, da nueva vida a los personajes que poblaron nuestros territorios en los instantes primeros de nuestra nación, de nuestras naciones.
8. El expediente Anna Ajmátova, de Alberto Ruy. Alfaguara.
Para Anna Ajmátova, encontrar su voz fue la única
manera posible de estar en el mundo, pero nunca imaginó los efectos de su
poesía sutil y afilada en tantas personas distintas: de la envidia del hombre
más poderoso de su época a la atormentada admiración de la mujer encargada de
vigilarla. Desde San Petersburgo, como en un teatro de asombros, seremos
testigos de su relación compleja con los creadores de su tiempo y, sobre todo,
con el poeta más reconocido de su generación, Nikolái Gumiliov, su primer
esposo, asesinado en 1921. Una década antes, ella misma nos hablará de su
intensa y breve historia de amor, en París, con Amedeo Modigliani.
Novela collage, novela documental, expediente de hechos y rumores escritos con una poesía retenida en pequeñas hojas de corteza de abedul, como se hacía en el gulag. Una novela sobre el poder de las palabras.
9. Historia de un gato, de Laura Agustí. Lumen.
Esta es la historia de Laura y de Oye, un gato
siamés que llegó a su casa cuando no era más que un cachorro blanco que cabía
en la palma de su mano y permaneció con ella diecisiete años. Una narración
autobiográfica que comienza en los ochenta en un pequeño pueblo de Teruel,
donde Laura creció atenta al vuelo de los pájaros, rodeada de escarabajos,
erizos, perros y gatos, y leyendo cuentos sobre animales al calor del fuego.
Unos años después, ya afincada en Barcelona, Laura seguirá cultivando su amor
por la naturaleza y prodigando pasión a sus mascotas.
Un relato emocionante de una relación afectiva aderezada con mil y una curiosidades y sabios consejos para todo amante del mundo gatuno.
10. Las rosas de Orwell, de Rebecca Solnit. Lumen.
«En la primavera de 1936, un escritor plantó
rosales». Así comienza el nuevo libro de Rebecca Solnit, una reflexión sobre un
jardinero apasionado que fue, además, la voz más importante del siglo XX frente
a la mentira y el totalitarismo: George Orwell. A partir de su azaroso
encuentro con aquellas rosas que Orwell cultivó hace más de ochenta años y que
siguen hoy rebosantes de vida en su jardín, la autora indaga en ese aspecto más
desconocido de la vida del intelectual para descubrir en qué medida su devoción
por las flores puede iluminar sus compromisos éticos y estéticos como escritor
y como luchador antifascista.
Con su característica capacidad para establecer conexiones inesperadas, Solnit entremezcla la vida y la obra literaria del autor de 1984, y su vínculo con la naturaleza y el mundo de los sentidos, con otras historias como la de las rosas de la fotógrafa Tina Modotti, la obsesión de Stalin por hacer crecer limones en un clima gélido, la Guerra Civil española, la crítica de Jamaica Kincaid al colonialismo o la industria del cultivo de rosas en Colombia. Una reflexión sobre el placer, la belleza, el lenguaje, la escritura, la esperanza y la verdad como actos de resistencia.
11. La voz de entonces, de Berta Vias. Lumen.
Hay familias cuya historia es, en cierto sentido, la
de todo un país. O la de un siglo entero. Esto ocurre con la de los Vias desde
los últimos años de las colonias americanas hasta finales del XX, atravesando
la España finisecular y el declive del imperio, pero también la guerra del Rif,
la República, la guerra civil y sus consecuencias, la dura posguerra, el
desarrollismo de los sesenta... Esta novela se asienta sobre la memoria de la
autora: son sus recuerdos y también los relatos que se contaban en su casa, los
que siguen narrando para siempre, al oído, atropellándose en ocasiones, todas
aquellas voces de otra época.
Un hilo invisible une tiempos, lugares y personajes en La voz de entonces, la historia de varias generaciones de Vias marcadas por sus mujeres, las madres que, con su fuerza irreductible, alumbraron a la familia para llegar hasta los albores del siglo XXI.
12. La isla del árbol perdido, de Elif Shafak. Lumen.
En un convulso 1974, mientras el ejército turco ocupa
el norte de Chipre, Kostas, un griego cristiano, y Defne, una turca musulmana,
se reúnen en secreto bajo las vigas ennegrecidas de la taberna La Higuera
Feliz, donde cuelgan ristras de ajos, cebollas y pimientos. Allí, lejos del
fragor de la guerra, crece a través de una cavidad en el techo una higuera,
testigo del amor de los dos jóvenes, pero también de sus desencuentros, de la
destrucción de Nicosia y de la trágica separación de los amantes. Décadas más
tarde, en el norte de Londres, Ada Kazantzakis acaba de perder a su madre. A
sus dieciséis años, nunca ha visitado la isla en la que nacieron sus padres y
está desesperada por desenredar años de secretos, división y silencio. La única
conexión que tiene con la tierra de sus antepasados es un Ficus carica que
crece en el jardín de su casa.
La isla del árbol perdido es una historia llena de magia sobre la pertenencia y la identidad, el amor y el dolor, y la asombrosa capacidad de regeneración a través de la memoria.
13. Barrio de Maravillas, de Rosa Chacel. Lumen.
Al principio vemos a una niña sentada en una silla,
quitando hilos de un paño de lino. La luz de la tarde ilumina su rostro
concentrado en la labor; es como si Isabel tuviera que demostrar a cada rato
que merece un lugar en aquel piso donde vive su amiga Elena, la chiquilla que
lo sabe todo y todo lo organiza a su gusto porque la casa entera y la familia
están a sus pies. Luego, cuando se haga de noche, Isabel subirá hasta la
buhardilla donde vive con la madre.
El futuro pide paso mientras en el caserón sigue el trasiego de vecinas y la calle se abre con nuevas propuestas. El barrio entero se convierte en un personaje más de este espléndido retablo del Madrid de principios del siglo XX, un lugar y un momento que Rosa Chacel ilumina con su talento para recrear la infancia desde las emociones en estado puro.
Barrio de Maravillas, que se nutre de la vida de la autora pero es a la vez una espléndida novela, nos muestra un «yo» recordado y narrado con todas las armas de la buena literatura: las balas llegan lejos y pueden servir de guía para las nuevas generaciones.
14. Desastres íntimos, de Cristina Peri. Lumen.
Hoy, cuando los medios de comunicación han
convertido la historia individual y colectiva en espectáculo, la literatura es
el espacio privilegiado de la subjetividad.
Este libro se asoma al fascinante mundo interior de unos personajes atrapados en sus particulares delirios: un Club de Fetichistas que intercambian sus manías sexuales, un hombre enamorado de una mujer-ballena, un marido a quien su mujer ha abandonado por otra, o una bella y eficiente secretaria-modelo-mamá asfixiada por la familia nuclear. Como niños locos encerrados en un gabinete lleno de figuras, que son símbolos, que son pulsiones.
Muchas gracias por la info!
ResponderEliminarBesotes!!!
Gracias!
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