1. Una historia ridícula, de Luis Landero. Tusquets Editores.
Marcial es un hombre exigente, con don de palabra, y
orgulloso de su formación autodidacta. Un día se encuentra con una mujer que no
solo le fascina, sino que reúne todo aquello que le gustaría tener en la vida:
buen gusto, alta posición, relaciones con gente interesante. Él, que tiene un
alto concepto de sí mismo, es de hecho encargado en una empresa cárnica. Ella,
que se ha presentado como Pepita, es estudiosa del arte y pertenece a una
familia adinerada. Marcial necesita contarnos su historia de amor, el
despliegue de sus talentos para conquistarla, su estrategia para desbancar a
los otros pretendientes y sobre todo qué ocurrió cuando fue invitado a una
fiesta en casa de su amada.
2. La memoria del alambre, de Bárbara Blasco. Tusquets Editores.
¿Qué sucede cuando la madre de la que fue tu mejor
amiga reaparece al cabo de veinticinco años para preguntarte qué llevaba su
hija en un bolsillo de la chaqueta el día que la atropelló un tren? Es lo que
le ocurre a la narradora de esta profunda y trepidante historia. Y a partir de
ese enigmático y doloroso primer email, empieza a hurgar en la memoria para
recuperar a la adolescente que fue, a la pareja de amigas que formaba junto a
Carla, dos jóvenes intrépidas que querían vivir muy rápido. Recuerda entonces
el liceo en el que estudiaban, y sus incursiones en los billares y las
discotecas de una Valencia de finales de los años ochenta. Una época en que la
música todavía importaba, y los paisajes sonoros eran el más potente conductor
de emociones, el último hábitat de la adolescencia. Al hilo de la conversación
con la madre de su amiga, la narradora reconstruye su propia memoria hasta
llegar a la ruta del bakalao, donde la muerte de la melodía coincide con la de
la propia inocencia.
3. Luna llena, de Aki Shimazaki. Tusquets Editores.
En una pequeña localidad japonesa, el matrimonio
compuesto por Tetsuo y Fujiko Niré vive apaciblemente en una residencia en
cuyos jardines cantan toda clase de cigarras. Son ya abuelos, y se mudaron allí
cuando ella, Fujiko, empezó a mostrar síntomas de alzhéimer. Y una mañana, al
levantarse, Fujiko, extrañada, no reconoce a Tetsuo, su marido. Gracias a una
improvisada ayuda, Fujiko se tranquiliza: una enfermera de la residencia le
dice que Tetsuo es su novio, el prometido que, según la antigua tradición
japonesa, ha conocido gracias a un encuentro, un miai. A partir de ese momento,
Tetsuo no solo se enfrentará a situaciones que lo desconcertarán, sino que,
ante todo, tendrá que decidir si quiere convertirse en el novio de la que ha
sido su esposa durante décadas. Porque las sorpresas solo acaban de empezar.
4. Tiempos líquidos, de Zygmunt Bauman. Tusquets Editores.
La expresión «tiempos líquidos», acuñada por el gran
sociólogo Zygmunt Bauman, da cuenta con precisión del tránsito de una
modernidad «sólida» —estable, repetitiva— a una «líquida» —flexible, voluble—,
en la que las estructuras sociales ya no perduran el tiempo necesario ni pueden
servir como marcos de referencia para la acción humana. Pero la incertidumbre
en que vivimos se debe también a la separación del poder y la política, el debilitamiento
de los sistemas de seguridad que protegían al individuo o la renuncia al
pensamiento y a la planificación a largo plazo. Este nuevo escenario implica la
fragmentación de las vidas y exige de los individuos que estén dispuestos a
cambiar de tácticas y abandonar compromisos y lealtades.
5. El ocaso del pensamiento, de Emil Cioran. Tusquets Editores.
Para Emil Cioran el papel de la filosofía no es otro
que el de retorcer la vida por todos sus lados, recorrer de arriba abajo sus recovecos
y entresijos, enseñarnos de nuevo el consuelo de la furia y recordarnos el arte
de maldecir. Escrito en rumano en 1940, esta obra refleja las obsesiones del
autor acerca del peso de la temporalidad sobre el alma, las enseñanzas vitales
que nos depara el sufrimiento, la infinita melancolía por el paraíso perdido
—si es que este existió alguna vez— y la añoranza por un éxtasis místico que
nos permita olvidar, siquiera momentáneamente, nuestra finitud.
6. Silogismos de la amargura, de Emil Cioran. Tusquets Editores.
Con la duda como único criterio y el desengaño como
actitud vital, Cioran somete al mundo que nos rodea a un examen demoledor,
capaz de echar por tierra los más sólidos cimientos de nuestra civilización y
nuestras más arraigadas convicciones sobre el tiempo, la historia, el vacío, el
arte, la ciencia, la religión, la soledad y el amor. «Todo occidental
atormentado hace pensar en un héroe de Dostoievski que tuviera una cuenta
corriente en el banco.»
6. El corazón de los ahogados, de Daniel Fopiani. Espasa.
Desde Tombuctú, Doudou y su mujer huyen de la guerra
en dirección a Melilla en busca de una vida mejor. Tras múltiples abusos por
parte de la policía marroquí y de las mafias que sacan provecho de su
desesperación, consiguen subir a una patera. Ella está embarazada y temen morir
en el mar, ahogados.
En el pequeño camposanto de la Isla de Alborán, aparece una cabeza mutilada de origen africano, rodeada de gaviotas decapitadas con cabezas de muñecas de porcelana en su lugar. Un islote habitado solo por un reducido destacamento de la Armada española, con el objetivo de preservar el territorio nacional ante la posible llegada de migrantes, vivos o muertos, y de velar por el ecosistema protegido de la zona en colaboración con un biólogo de la Junta de Andalucía.
La sargento Julia Cervantes, Infante de Marina experimentada, es enviada con el contingente que se desplaza a Alborán tras el macabro descubrimiento. En su vida solo quedan su hijo Mario y su madre. Después de varios años, sigue sin poder superar la muerte de su marido.
Durante una terrible tormenta, quedan totalmente incomunicados con el exterior y desde la megafonía del faro comienzan a escuchar una extraña nana: “Diez soldaditos se fueron a cenar; uno se asfixió y quedaron nueve”. Cuando empiezan a sucederse los asesinatos, el terror se desata en la isla. Julia debe hallar al culpable si quiere volver sana y salva junto a su hijo pero, ¿hay alguien más en la isla o el asesino se encuentra entre sus camaradas?
7. Si te digo que lo hice, de Jaime M. de los Santos. Espasa.
«Así era. Así es. Ocupamos roles por el simple hecho
de ser como somos y no por quien en verdad nos sentimos. Todo está organizado
para que, cada uno, nos mantengamos fieles a lo que de nosotros se espera; a lo
que, porque sí, decidieron unos hombres. Siempre hombres. Hombres con miedo al
color. Que visten de oscuro para esconder sus cinturas, para ocultar sus ideas.
Que borran las señales de su carne y solo dejan que, sobre el pecho, luzcan los
símbolos de su fe colgando de una cadena o de un trozo de cuerda. Hombres que
nos imponen ligaduras que provienen de algún lugar indefinido entre su cabeza y
su hiel, allí donde arraigan la fatiga y la vergüenza, la duda y el desamor».
Esta voz, llena de verdad, que habla sin tapujos, con tristeza, de la educación
represora de la posguerra, pertenece a Elvira, la narradora y protagonista de
esta novela, pura poesía en prosa. Que a sus muchos años se confiesa. Y se
culpa. Porque, a pesar de sus deseos y sus amores, acabó formando parte de los
que miran sin comprender, aterrados por convertirse en los personajes de una
particular parada de «monstruos»: mujeres, homosexuales, borrachos, locos,
rojos…
8. Las formas del querer, de Inés Martín. Destino. Premio Nadal 2022.
Cuando la vida se detiene de golpe, es el momento de
hacer memoria. Es eso lo que siente Noray ante la inesperada muerte de sus
abuelos Carmen y Tomás. Tras su funeral, incapaz de afrontar la ausencia de
quienes le enseñaron las muchas formas que tiene el querer, se encierra en la
casa familiar del pueblo, donde creció y fue feliz. Allí se refugia en las
palabras y decide enfrentarse a la novela que lleva años postergando: la
historia de su familia, ligada a la de un país con demasiado temor a conjugar
el pretérito, desde la guerra civil hasta la consolidación de la democracia. A
través de la escritura, Noray evocará las vidas de aquellos que hicieron
posible la suya y lidiará con sus peores miedos y fantasmas para tratar de
descubrir quién es.
Esta historia llegará sin que ella lo sepa a manos de Ismael, el amor de su vida, que irá leyendo, en la habitación de un hospital, las páginas de ese relato cuyo final marcará para siempre el destino de ambos.
9. Los supervivientes, de Alex Schulman. Destino.
Tres hermanos regresan a la cabaña familiar junto al
lago donde, veinte años atrás, una tragedia cambió el curso de sus vidas. Han
venido a esparcir las cenizas de su madre.
Mientras conducen hacía un hogar que no han visitado en más de dos décadas, realizan un viaje a través de su historia familiar. Los tres hermanos han seguido vidas muy distintas, pero están para siempre unidos por la historia que los define. Han pasado sus vidas compitiendo por el favor de su padre y el amor de su madre, en un hogar más parecido a un campo minado que a un hogar. ¿Qué sucedió realmente ese día de verano cuando todo se hizo pedazos?
10. La alquimia de la vida, de Coia Valls. Destino
En el siglo xv, el mundo está cambiando, pero la
medicina se encuentra estancada en la vieja fórmula de la triaca establecida en
la Antigüedad clásica. Sin embargo, siempre hay hombres y mujeres en busca de
nuevas maneras de guarecer el cuerpo y el alma, que ensayan fórmulas alquímicas
para conseguir la piedra filosofal o el elixir de la vida eterna. A menudo
pasan por dementes o hechiceros, y Magí Surroca es uno de ellos. Por su parte,
Beatriu, una joven rebelde y arisca, intenta con grandes dificultades salirse
de esta estigmatización. Solo la fuerza del amor y la amistad y la entrega
absoluta a un ideal le permitirán alcanzar una vida auténtica, de libertad y
plenitud.
Dos destinos marcados por la osadía de oponerse al poder y a los valores de una época. Una lucha cargada de esperanza, poética, vital y científica al mismo tiempo en una apasionante novela que preludia el instante en el que el ser humano empezaba a ser la medida de todas las cosas.
¡Gracias por la información!
ResponderEliminarHay varios que me tientan... Gracias por la info!
ResponderEliminarBesotes!!!
El de Fopiani es el que más me atrae.
ResponderEliminar¡Un beso!
Tres esperan turno y dos me encantaría que estuvieran esperando turno. Landero y Blasco. En fin. Me estoy perdiendo tantas cosas estos meses... buahhhhhh Besos
ResponderEliminarEl que más me llama es el de Daniel Fopiani
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