Autor: Didier Decoin
Editorial: Alfaguara
Año: 2018
Nº de páginas: 347
ISBN: 978-84-204-3186-4
Del autor:
Didier Decoin (Boulogne-Billancourt, 1945) es
guionista, escritor y periodista.
Publicó su primera novela con veinte años, Le Procès à l'amour, a la que han seguido una veintena de títulos, entre los que destacan Abraham de Brooklyn (Premio de los libreros 1972), John L'Enfer, con la que ganó el Premio Goncourt en 1977, La camarera del Titanic (1991) o Es así como mueren las mujeres (2009).
Como periodista ha colaborado con medios como Le Figaro o France Soir, y en su carrera como guionista ha trabajado al lado de grandes nombres del cine como Marcel Carné, Robert Enrico o Maroun Bagdadi.
Desde 1995 forma parte de la Academia Goncourt, de la que es actualmente el secretario general. Tras doce años investigando la cultura nipona, La Oficina de Estanques y Jardines es su última y aclamada novela, que ha ganado el Premio de los Lectores L'Express-BFM TV y está siendo traducida en catorce países.
Sinopsis:
Japón, año 1100. Al borde del río Kusagawa hay una
pequeña aldea conocida más allá de sus fronteras por ser la encargada de surtir
los estanques de la ciudad imperial de las carpas más hermosas. Pero este año
el diestro pescador que lleva a cabo tal tarea ha muerto, y su joven viuda es
la única que tal vez podría reemplazarlo. Así, reclutada por el director de la
Oficina de Estanques y Jardines, y cargando sobre sus frágiles hombros una
pértiga de la que cuelgan los cestos donde rebullen los peces, Miyuki emprende
un largo viaje en el que deberá afrontar amenazas y monstruos -humanos y
acuáticos-, y demorarse en posadas de té en las que no se vende precisamente
té. Una vez en la corte imperial, con la misma inocencia con la que ha conocido
el sexo y el engaño, y vestida con doce kimonos de seda, será la insospechada
protagonista del concurso anual de perfumes convocado por el emperador con el
tema de «una doncella cruzando un puente luna entre dos neblinas».
Opinión:
Tenía muchas ganas de leer esta novela de Didier Decoin (autor galardonado con el Premio Goncourt), que me llamó mucho la atención por su sinopsis, su título y su portada.
Sin duda el exotismo de la cultura oriental me atrae, y la novela histórica me encanta, así que decidí dejarme llevar por el Japón del siglo XII, el periodo Heian (794-1185), el último periodo de la época clásica de la historia japonesa, destacado por su arte, su poesía y por ser la cumbre de la corte imperial japonesa, de la mano de un occidental, como es el escritor francés Didier Decoin, y me ha gustado encontrarme con esa fusión, la sensibilidad francesa y la meticulosidad y extremo cuidado oriental.
La novela está escrita en tercera persona y no está separada en capítulos señalados, sino en forma de narración continuada, con espacios entre una y otra acción. La narración tiene un estilo pausado, que le viene muy bien a la trama, sencilla aparentemente, pero que nos va deleitando los sentidos tramo a tramo, una lectura para degustar tranquilamente.
Katsuro es un humilde pescador de la aldea japonesa de Shimae, que se encarga de abastecer a los estanques de la corte imperial japonesa de las mejores carpas. El pescador realiza esta actividad de una manera metódica y con gran experiencia, y él mismo se encarga de todo el proceso, desde su pesca hasta aclimatarlos en el estanque de la capital Heian-kyô, (actual Kyoto). De esta actividad se alimenta toda la aldea, por lo que cuando Katsuro muere, todos ven peligrar su mantenimiento. Al morir el pescador, su mujer, Amakusa Miyuki, coge las riendas de la tarea de Katsuro, y decide ser ella la que llevará las carpas a Nagusa Watanabe, director de la Oficina de Estanques y Jardines del Emperador.
La relación de Katsuro y Miyuki, basada en el amor, el respeto, el sexo y la sensualidad, rozando la magia, será también uno de los platos fuertes de la novela.
Desde este arranque de la novela, hasta como Miyuki llega a la corte imperial, la novela me ha recordado mucho a Seda, de Alessandro Baricco, si bien en este caso, con las carpas.
Sin comerlo ni beberlo, una vez Miyuki llega a la corte, se ve envuelta en el concurso anual de perfumes que ha convocado el emperador, es esta segunda parte de la novela la que me ha recordado a El perfume, de Patrick Süskind, una de mis novelas preferidas.
Doce años ha tardado Decoin en completar la novela, no en vano encontramos las descripciones de los ritos funerarios y de otras costumbres japonesas muy bien conseguidas; así como las diferencias entre las clases populares, tremendamente pobres y el despilfarro de la Corte Imperial; la capital y sus diferentes carriles en las calles, los convivencia de diferentes religiones, y el uso en la novela de vocablos japoneses de la época, que nos aparecen descritos a pie de página.
La sencillez de la trama, pero lo bien cuidada que está con esta mirada francófona hacia Japón, es lo que hace especial a la novela, y el final inesperado, pero igual de emotivo y mágico que envuelve a Miyuki, hacen que la nota a esta novela, roce el sobresaliente.
La Oficina de Estanques y Jardines, una novela pausada que hay que leer con todos los sentidos, a caballo entre la delicadeza de Seda de Baricco, y el mundo de las fragancia de El perfume de Süskind, es una novela redonda que nos transporta al Japón del SXII.
Valoración: 8,5/ 10 Notable alto
Sin duda el exotismo de la cultura oriental me atrae, y la novela histórica me encanta, así que decidí dejarme llevar por el Japón del siglo XII, el periodo Heian (794-1185), el último periodo de la época clásica de la historia japonesa, destacado por su arte, su poesía y por ser la cumbre de la corte imperial japonesa, de la mano de un occidental, como es el escritor francés Didier Decoin, y me ha gustado encontrarme con esa fusión, la sensibilidad francesa y la meticulosidad y extremo cuidado oriental.
La novela está escrita en tercera persona y no está separada en capítulos señalados, sino en forma de narración continuada, con espacios entre una y otra acción. La narración tiene un estilo pausado, que le viene muy bien a la trama, sencilla aparentemente, pero que nos va deleitando los sentidos tramo a tramo, una lectura para degustar tranquilamente.
Katsuro es un humilde pescador de la aldea japonesa de Shimae, que se encarga de abastecer a los estanques de la corte imperial japonesa de las mejores carpas. El pescador realiza esta actividad de una manera metódica y con gran experiencia, y él mismo se encarga de todo el proceso, desde su pesca hasta aclimatarlos en el estanque de la capital Heian-kyô, (actual Kyoto). De esta actividad se alimenta toda la aldea, por lo que cuando Katsuro muere, todos ven peligrar su mantenimiento. Al morir el pescador, su mujer, Amakusa Miyuki, coge las riendas de la tarea de Katsuro, y decide ser ella la que llevará las carpas a Nagusa Watanabe, director de la Oficina de Estanques y Jardines del Emperador.
La relación de Katsuro y Miyuki, basada en el amor, el respeto, el sexo y la sensualidad, rozando la magia, será también uno de los platos fuertes de la novela.
Palacio Imperial Kioto |
Desde este arranque de la novela, hasta como Miyuki llega a la corte imperial, la novela me ha recordado mucho a Seda, de Alessandro Baricco, si bien en este caso, con las carpas.
Sin comerlo ni beberlo, una vez Miyuki llega a la corte, se ve envuelta en el concurso anual de perfumes que ha convocado el emperador, es esta segunda parte de la novela la que me ha recordado a El perfume, de Patrick Süskind, una de mis novelas preferidas.
Carpas en un estanque tradicional japonés |
Doce años ha tardado Decoin en completar la novela, no en vano encontramos las descripciones de los ritos funerarios y de otras costumbres japonesas muy bien conseguidas; así como las diferencias entre las clases populares, tremendamente pobres y el despilfarro de la Corte Imperial; la capital y sus diferentes carriles en las calles, los convivencia de diferentes religiones, y el uso en la novela de vocablos japoneses de la época, que nos aparecen descritos a pie de página.
La sencillez de la trama, pero lo bien cuidada que está con esta mirada francófona hacia Japón, es lo que hace especial a la novela, y el final inesperado, pero igual de emotivo y mágico que envuelve a Miyuki, hacen que la nota a esta novela, roce el sobresaliente.
La Oficina de Estanques y Jardines, una novela pausada que hay que leer con todos los sentidos, a caballo entre la delicadeza de Seda de Baricco, y el mundo de las fragancia de El perfume de Süskind, es una novela redonda que nos transporta al Japón del SXII.
Valoración: 8,5/ 10 Notable alto
Pese a que cuando nos presentaste esta novela comenté que la sinopsis no me convencía, tras leer tu reseña ya la veo de otra forma, y veo que la tienen en eBiblio, por lo que seguro que terminaré leyéndola. Y por la nota que le pones, está claro que disfrutaste con su lectura. Un abrazo.
ResponderEliminarEl título y la portada son muy bonitos y veo que el interior todavía más. Si te recuerda a"Seda" y "El perfume" no lo dudo ni un minuto, me encantaron.
ResponderEliminarBesos
No lo conocía, me lo llevo apuntadísimo =)
ResponderEliminarBesotes