Empezamos semana con nuevas lecturas:
- Muerte de un suicida, de Elisa Santos.
El 13 de febrero de 1837, lunes de Carnaval, a las ocho menos cuarto de la tarde, Mariano José de Larra ponía fin a su vida, en su domicilio de la calle de Santa Clara, disparándose un tiro en la sien. También hay quien dice que fue en el corazón. Tenía tan solo 27 años. Dos días más tarde, el periódico El Eco difundía la noticia sin atreverse «por delicadeza a manifestar la causa que ha motivado esta catástrofe».
A pesar de que así nos han contado la prematura y trágica muerte del articulista más famoso del siglo XIX, la novela de Elisa Santos plantea otra hipótesis: ¿Y si Larra fue, en realidad, asesinado? ¿Y si la clave de ese crimen estuviera escondida en el Ateneo de Madrid?
Gabriel Reichenbach es un escritor arruinado que lleva un año sin salir de la calle del León, por culpa de un trauma del pasado que no consigue superar. Su precaria situación económica le obligará a aceptar un puesto como vigilante nocturno en el Ateneo, y es allí donde descubrirá que el cuadro de Larra que se expone en la Galería de los Retratos es una copia del original, el cual fue retirado veinte años atrás, exactamente el mismo día que otro vigilante, Damián González, apareció muerto.
Detrás de ese suceso se oculta un antiguo plan —que
implicará a un poderoso ministro— para robar un codiciado manuscrito escrito
por Carmen de Burgos llamado Fígaro, en cuyo interior se hallaba la pista que
permitía localizar un expediente secreto —el informe Arriala— escondido en el
Ateneo, y que es la prueba irrefutable que demostraría que Larra fue víctima de
un complot para acabar con su vida, convirtiéndose injustamente en el Werther
nacional o, lo que es lo mismo, en el nuevo héroe del Romanticismo, algo que él
jamás hubiera deseado. Gabriel tendrá que poner en juego sus principios si
pretende sacar a la luz lo que el Estado considera «una verdad protegida».
- Pálpito de primavera, floración de resistencia: La poesía de María Ángeles Maeso, de Alberto García-Teresa.
“Con paso tranquilo, marcado por un trabajo de
escritura y autocrítica paciente y atento, alejado de los efectismos, de la
pulsión ególatra y de la complacencia, ha crecido la obra de María Ángeles
Maeso. Consciente de su lugar de enunciación, sus versos lanzan sucesivas
reverberaciones líricas a la vez que reclaman el valor de la dignidad de los
excluidos y de los explotados en la sociedad de mercado. Su poesía conmueve y
agita en un doble sentido: estético y político, engarzados ambos en una
propuesta poética inconformista, rebelde y rigurosa”. Alberto García-Teresa
Feliz semana :)
Disfruta de tus lecturas y feliz semana!
ResponderEliminarBesotes!!!
A ver qué impresiones nos cuentas de Muerte de un suicida. Pese a que la trama gira en torno a la figura de Larra, la sinopsis no me termina de convencer. Disfruta de ambas lecturas. Un abrado.
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