De la autora:
Rosa Ribas (El Prat del Llobregat, Barcelona, 1963) es licenciada en Filología Hispánica por la Universidad de Barcelona, y ha sido lectora de español en la Universidad Goethe y colaboradora del Instituto Cervantes en Frankfurt.
Es autora de las novelas El pintor de Flandes, La detective miope, Miss Fifty, Pensión Leonardo, La luna en las minas, de la serie policiaca protagonizada por Cornelia Weber-Tejedor, y, junto con Sabine Hofmann, de la Trilogía de los años oscuros (Siruela), traducida con gran éxito a distintos idiomas.
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© Klaus Reichenberger |
En 2022 publicó Lejos, una extraordinaria novela de amor y secretos, y en 2024 Peces abisales, toda una confesión literaria.
Con Un asunto demasiado familiar (2019) y Los buenos hijos (2021) inició la adictiva serie protagonizada por Hernández Detectives, que obtuvo un resonante éxito entre crítica y lectores, y que ha proseguido con éxito con Nuestros muertos (2023).
En todas las historias familiares hay un hecho que determina el destino de sus miembros. En el caso de Lola, la matriarca de esta saga de detectives, es la muerte de su hijo Marc, hace casi cinco años. Para Lola, lo que vino después fue un tiempo romo y agrisado. Pero hace unos meses que los Hernández se han reunido de nuevo, vuelven a investigar juntos como en los viejos tiempos. También Ayala, el fiel colaborador, ha regresado. Todos curtidos y, por qué no decirlo, más baqueteados a las órdenes del peculiar Mateo. Por otro lado, un estafador del amor campa a sus anchas por el barrio, se hace pasar por un antiguo compañero de colegio de sus víctimas y parece que su avaricia no tiene límites. Los Hernández se enfrentan a un escurridizo adversario. Un nuevo caso para esta familia en el que la soledad de las personas mayores, las redes sociales y la ciberdelincuencia pondrán a prueba el frágil equilibrio de los miembros de esta singular agencia.
Cuando conocimos a la
familia Hernández y su agencia de detectives, muchos lectores ya nos atrevimos
a augurar que esto solo acababa de comenzar, y que Rosa Ribas, había creado a
su particular “Frankenstein”, había creado “un monstruo” en el buen sentido de
la palabra, porque esta entrañable familia, iba ya a formar parte de las
familias detectivescas literarias más importantes del país.
Los viejos amores es la cuarta entrega de esta saga de detectives, a la que preceden, también reseñados en este blog, Un asunto demasiado familiar (2019), Los buenos hijos (2021) y Nuestros muertos (2023).
Llegados a este punto la familia Hernández, ha dejado de ser de Rosa Ribas, la familia Hernández es nuestra. Sus problemas son nuestros, nos penas son nuestras penas y sus alegrías también son nuestas alegrías.
Se pueden leer las novelas de manera independiente, pero de hacerlo así, se perderían muchos detalles que para mí son importantes para conocer a la familia en su integridad, porque son muchas las cosas por las que hemos pasado y algunos se han quedado con el camino.
Detectives Hernández sigue encabezado por Mateo y sigue dedicándose a
resolver grandes los casos más locales, pero no por ello menos importantes.
Mateo convive como puede con Lola, su mujer, afectada por problemas
psicológicos. En la agencia trabajan también sus hijas Nora y Amalia, y
completa la plantilla Ayala, hombre de confianza, candidato a yerno y hacedor de faenas
menos convencionales. Convive con la familia, la tía Claudia.
Rosa Ribas sigue ambientando la novela en el mítico barrio barcelonés de
Sant Andreu, un barrio humilde que todavía hoy conserva ese aire de pueblo, ese
ambiente familiar donde todo el mundo se conoce. Recorreremos escenarios fácilmente
reconocibles por los que se hayan dado un paseo por el barrio.
La novela coge ese reflejo costumbrista de la sociedad española y de una
familia humilde a la que la vida ha ido moldeando, con todas sus alegrías y
todos sus problemas, y en esta ocasión con problemas muy actuales, como los que
generan las redes sociales y las relaciones derivadas de estas.
Los viejos amores está formada por 70 capítulos cortos. Está escrita en tercera persona y cuenta con un narrador omnisciente que nos da el punto de vista de todos los personajes. Destaca la elegancia de la prosa de Ribas, aparentemente sencilla, pero enérgica, huyendo de lo superfluo, sin exceso de adjetivos y con un ritmo armónico, ágil y con sentido del humor.
Detectives Hernández sigue adelante: "La familia que investiga unida, permanece unida".
Pues no he leído aún nada de esta autora y me estás picando mucho con esta saga de detectives. Me has dejado con ganas de conocer a esta familia.
ResponderEliminarBesotes!!!