Del autor:
Charles Dickens nació en Portsmouth en 1812, segundo de los ocho hijos de un funcionario de la Marina.
A los doce años, encarcelado el padre por deudas, tuvo que ponerse a trabajar en una fábrica de betún.
Su educación fue irregular: aprendió por su cuenta taquigrafía, trabajó en el bufete de un abogado y finalmente fue corresponsal parlamentario de The Morning Chronicle.
Sus artículos, luego recogidos en Bosquejos de Boz (1836-1837), tuvieron un gran éxito y, con la aparición en esos mismos años de Papeles póstumos del club Pickwick, Dickens se convirtió en un auténtico fenómeno editorial.
Novelas como Oliver Twist (1837; ALBA CLÁSICA), Nicholas Nickleby (1838-1839) o Barnaby Rudge (1841) alcanzaron una enorme popularidad, así como algunas crónicas de viajes, como Estampas de Italia (1846; ALBA CLÁSICA).
Con Dombey e hijo (1846-1848) inicia su época de madurez novelística, de la que son buenos ejemplos David Copperfield (1849-1850; ALBA CLÁSICA MAIOR), su primera novela en primera persona –y su favorita–, en la que elaboró algunos episodios autobiográficos, Casa Desolada (1852-1853), La pequeña Dorrit (1855-1857; ALBA CLÁSICA MAIOR), Historia de dos ciudades (1859; ALBA MINUS) y Grandes esperanzas (1860-1861; ALBA CLÁSICA).
En 1850 fundó su propia revista, All the Year Round, en la que publicó por entregas novelas suyas y de otros escritores, y la serie de La señora Lirriper (1863-1864; ALBA CLÁSICA), escrita en colaboración con otros autores, igual que Una casa en alquiler (1858; ALBA CLÁSICA).
En 1858 empezó a hacer lecturas públicas de adaptaciones de sus novelas, actividad con la que obtuvo un gran éxito (El pequeño Dombey y otras adaptaciones de novelas para leer en público, ALBA CLÁSICA ).
Murió en Londres en 1870.
Oliver Twist, publicada por entregas en 1837, consolidó la fama de Charles Dickens y es, sin duda, una de sus novelas más conocidas. Con ella se proponía demostrar que se podía «servir a la moral» mediante una historia con «personajes elegidos entre lo más criminal y degradado de la población de Londres», y donde sin embargo sobrevivieran la candidez y la fragilidad.
La historia del pequeño Oliver, criado en un hospicio, empleado y maltratado en una funeraria, fugitivo en Londres, donde es reclutado por una panda de ladrones que él no reconoce como tales, es un magnífico relato sobre la inocencia acosada. Los distintos protectores que va encontrando en su camino nos descubren al Dickens idílico y sentimental, pero en el bando de los corruptores asoman algunas de sus más inquietantes creaciones –Fagin, el genio del crimen, el ladronzuelo Jack Dawkins, el asesino Sikes, el misterioso Monks–, que inspiran tanta repulsión como atracción.
Tampoco faltan en la novela los efectos cáusticos y a la vez reparadores de su sentido del humor, ese que Anna Grigorievna, la segunda mujer de Dostoievski, recordaba que, en sus peores momentos, entraba a formar «parte de nuestra vida. Sobrellevábamos gracias a él nuestra pobreza con resignación, a veces irresponsablemente».
Charles Dickens es sin duda uno de los escritores ingleses clásicos por excelencia, pero hasta el momento nunca había reseñado una novela suya. Así que ya era hora de ponerse manos a la obra, y nunca mejor dicho, porque Oliver Twist, está considerada como una obra maestra de la literatura y fue adaptada a la gran pantalla y incluso a musicales.
La novela fue la segunda escrita por el inglés, y fue la que le alzó un poco más a la fama. Se publicó por entregas mensuales entre 1837 y 1839, en la revista Bentley's Miscellany.
Si algo caracteriza a las novelas de Charles Dickens es un personaje de clase social baja, que sufre pobreza e injusticias sociales, algo que aprovecha el autor para realizar una crítica ardua de la sociedad, de ahí surgió el término dickensiano, para referirse a este tipo de situaciones.
Oliver Twist es un niño de 10 años que reside en el orfanato de la Sra. Mann, donde el frío y el hambre son el pan de cada día. Tachado de problemático, el director, el Sr. Bumble, decide sacárselo de encima enviándolo como aprendiz con el enterrador, el Sr. Sowerberry, pero allí Oliver dura poco, y tras pelearse con otro empleado, escapa en busca de mayor fortuna a Londres.
Su llegada a la capital no va a ser tampoco muy afortunada. Bajo un Londres en el que aflora la marginalidad y la delincuencia, Oliver será reclutado por una banda de ladrones, Fagin y sus secuaces, que lo van a utilizar para su bien.
En la cuidadosa narración de Dickens vamos a encontrar como decía, una ardua crítica social hacia una Inglaterra victoriana con la presencia de clases sociales diferenciadas y muy polarizadas, con un protagonista que reencarna la fragilidad pueril pero a la vez valiente de un pequeño que lucha por sobrevivir y por conocer su pasado.
Oliver Twist es una de aquellas novelas en las que un pedacito del protagonista se queda en nuestro interior.



Lo leí hace ya unos años y me gustó mucho, como casi todo lo de Dickens. Me gusta mucho como siempre el autor aprovecha para realizar una dura crítica a las diferencias sociales existentes en su época.
ResponderEliminarBesotes!!!
Muy buena reseña. Leí alguna novela de Dickens, pero esta está como futurible. Un abrazo
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