1. Los mensajeros de la oscuridad, de John Connolly. Tusquets Editores.
La tímida y frágil
Colleen Clark ha sido acusada del peor crimen que una madre puede cometer: el
posible asesinato de su hijo, un niño de dos años que desapareció de noche,
mientras ella dormía, y del que sólo queda una manta infantil empapada en
sangre. Aunque aún no ha empezado el juicio, todo el mundo en Portland
—políticos y fiscales en época electoral, policías curtidos, gente común y
corriente— se ha formado una opinión sobre el caso, y la mayoría cree que la
madre, Colleen, es culpable. Por lo tanto, Colleen contrata como abogado
defensor a Moxie Castin, principalmente para que Charlie Parker les ayude como
investigador. Poco a poco, el detective Parker va rasgando la superficie de un
caso que involucra a un marido desapegado, a un grupo de radicales de extrema
derecha, a una vidente en busca de redención… y una vieja casa oculta en lo más
denso de los bosques de Maine. Una casa que jamás debió haberse construido.
2. El año que Margarita se fue a París, de Mamen Sánchez. Espasa.
La protagonista de esta historia fue hija durante 25 años y lleva siendo madre incluso más tiempo. Una madre sola con tres hijas trillizas a las que ha dedicado todos sus desvelos, olvidada de sí misma mientras las veía crecer. Ahora una de ellas, Margarita, abandona el nido para trabajar en París en el mundo de la moda.
Lo que debería ser una circunstancia tan inevitable como feliz, que los retoños vayan encontrando su camino, se convierte para su madre en el punto de partida de una vida completamente diferente a la que había llevado hasta entonces. Un auténtico terremoto, un verdadero tsunami que lo pone todo patas arriba… sin que ella se mueva de su sitio y de sus circunstancias.
Una novela con esa
mezcla tan original de agudeza y sentido del humor que es la seña de identidad
de Mamen Sánchez, una autora que, además conseguirá como nunca la
identificación con todas aquellas lectoras que están aprendiendo que la
revolución bien entendida empieza por una misma, y que no hace falta arrasar
con todo lo que nos rodea para conseguir una vida más plena y feliz.
3. Código Hobo, de Luis Colder. Espasa.
A fines del XIX, Estados Unidos enfrentó una grave crisis. Fue un periodo de escasez que, sumado a la Gran Depresión de los años 30, dejó a miles de personas en la indigencia. Para intentar sobrevivir, muchos comenzaron a viajar por el país en busca de oportunidades. Así nacieron los hobos: trabajadores itinerantes que recorrían el territorio colándose en vagones de trenes de carga, siempre esquivando a la autoridad y apoyándose mutuamente. Para ello crearon el Código Hobo, un lenguaje secreto de símbolos que dibujaban en postes o vallas y que alertaban sobre peligros, señalaban lugares seguros y también indicaban donde les ofrecían comida o trabajo.
La labor del verdadero
poeta es avisarnos de lo que se esconde bajo la sintaxis. Código Hobo transita
la belleza de la metapoesía, juego lúcido con el lenguaje que pasa
desapercibido. El mantra hipnótico del verso recorre las estaciones y los
paisajes de nuestra vida, que abrigan una clave para interpretarlos. Al final Luis
Colder, sin darnos cuenta, nos muestra el argumento de nuestra propia errancia.
4. El verano de Cervantes, de Antonio Muñoz Molina. Seix-Barral.
El verano de Cervantes
surge de toda una vida leyendo Don Quijote de la Mancha. Durante el proceso de
escritura de este libro, Antonio Muñoz Molina va entreverando recuerdos de su
infancia y de sus primeras lecturas con la revelación del lugar que Don Quijote
ha ocupado en su vocación literaria, mostrando además su influencia en otros
autores, como Melville, Balzac, Joyce, Thomas Mann o Mark Twain, que han
consolidado la novela como la forma narrativa suprema siguiendo la estela de
Cervantes.
Una lectura apasionante y apasionada de Don
Quijote que mezcla de forma extraordinaria investigación literaria y memoria
personal, y que contextualiza la genialidad de la obra maestra de Cervantes,
lectura inagotable para entender el arte de la novela.
En palabras del propio Muñoz Molina, «un tema
central en la novela es el modo en que las ficciones afectan a la mente humana,
la nutren, la entretienen y pueden trastornarla cuando no sabe distinguirlas de
la realidad. Esta inquietud me parece más pertinente aún en estos tiempos en
que tecnologías mucho más poderosas que la imprenta tienen el poder de
hipnotizar nuestras mentes hasta un grado de delirio. Después de toda una vida leyendo
Don Quijote, me gustaría que este libro pueda acompañar a otros en sus propias
lecturas».
5. La discípula, de Hélène Gullberg. Seix-Barral.
Un asesinato sacude el
exclusivo mundo del arte. El influyente empresario Sten Hammar ha sido hallado
muerto en su mansión a las afueras de Estocolmo. Las primeras pistas apuntan a
un robo: Hammar era un coleccionista importante y en su villa atesoraba
antigüedades de valor incalculable. La detective Karin Klinga se hará cargo del
caso y en su investigación topará con la dura y lacónica Majja Skog, la experta
a quien la casa de subastas Wallius ha confiado la tasación de las piezas de la
colección del magnate. Lo que nadie sabe es que Majja y Hammar compartían un
pasado: él fue su mentor, el hombre que la introdujo en el mundo del
coleccionismo... y también alguien que ocultaba oscuros secretos.
6. Chilco, de Daniela Catrileo. Seix-Barral.
Una pareja sobrevive en
el centro de la ciudad Capital, sin sentirla como un hogar. Marina, la
narradora, es nieta de una migrante peruana y trabaja en el archivo del Museo
de Arte, mientras que Pascale es hija de una familia lafkenche de la isla
Chilco, al sur del país, y se desempeña como carpintera. Su mejor amiga, Leila,
tuvo que dejar Haití para probar suerte en este país, que avanza a paso firme
hacia su destrucción. La caída de un edificio en Gran Avenida, los socavones
que comienzan a aparecer sin una causa y un movimiento social que se empeña en
demolerlo todo son las señales de una decadencia que parece irreversible, al
tiempo que la pareja y su amiga se organizan y luchan por una existencia más
digna.
Es en ese momento que Marina y Pascale
deciden migrar a Chilco, donde la promesa de una vida más plena parece ser
posible, lejos de la explotación y la violencia colonial de la Capital. Chilco
es, entonces, el símbolo de un espacio en el que las culturas de este
continente puedan expresarse sin la censura racista y patriarcal.
Daniela Catrileo, escritora y filósofa que
suma numerosos reconocimientos por sus libros Río herido, Guerra florida y
Piñén, nos entrega una novela dolorosa y bella, de un barroco tan extraño como
necesario en Chile. Una suma de culturas, colores y voces que representa con
maestría las complejidades de nuestra realidad actual.
7. La bestia del mar, de Iida Turpeinen. Seix-Barral.
En 1741, el joven
naturalista Georg Wilhelm Steller se une a la Gran Expedición del Norte del
capitán Bering en busca de una ruta entre Asia y América. Nunca alcanzan su
destino, pero en su travesía realizan un hallazgo extraordinario: un gigante
pacífico, una criatura imponente que, gracias a la meticulosa descripción de
Steller, llevará su nombre para la posteridad: la vaca marina de Steller.
Más de un siglo después, el gobernador Hampus
Furuhjelm, obsesionado con los textos de Steller, inicia su propia expedición
en Alaska para recuperar su esqueleto antes de que la historia lo borre. En
1952, en Helsinki, el conservador John Grönvall recibe los restos de la bestia
extinta y se enfrenta a la tarea de restaurarlos, ensamblando los fragmentos de
lo que una vez dominó los océanos. Exploración, ambición y descubrimiento en
una novela que revive lo que el hombre destruyó.
8. Tamayura, de Yasunari Kawabata. Seix-Barral.
Tamayura contiene diez
relatos con historias que se entrelazan, a veces porque los protagonistas
comparten el mismo nombre, otras por su carácter sutilmente sobrenatural, y
casi siempre porque tienen el amor —y el dolor que nace de él— como tema
central. Cada uno de ellos fue publicado primero en revistas literarias entre
1951 y 1956, años en los que la pobreza y la desolación de un Japón en ruinas
traumatizaron a una generación abatida por la derrota en la Segunda Guerra
Mundial.
En estos relatos, como en muchas de las obras
posteriores de Yasunari Kawabata, la guerra y la rendición de su país marcan un
antes y un después en la vida de los personajes, y son hechos históricos que
están omnipresentes como telón de fondo. El propio autor los seleccionó para su
publicación en esta antología que ve la luz por primera vez en castellano.
9. La fabricación de un crimen, de Ricardo Raphael. Seix-Barral.
La madrugada del 12 de
julio de 2005 un joven empresario desapareció en extrañas circunstancias en la
Ciudad de México. Su familia aseguró de inmediato que había sido víctima de un
secuestro y, con el paso de los meses, las calles se llenaron de anuncios
espectaculares llamando a la población para que ayudara a localizar a los
plagiarios.
Esta es la historia de un duelo fabricado que
se convirtió en un descarado circo mediático; el mito de una madre que, bajo la
fachada de una mujer devastada, torció los hechos para ganar notoriedad e
influencia, mientras destruía la vida de muchas personas inocentes.
Ricardo Raphael explora la paradoja que significa que una persona pueda ser víctima y victimaria al mismo tiempo: una manipulación de la realidad que sucede si la verdad se subordina a la política y si las instancias responsables de impartir justicia son sustituidas por un increíble entramado de corrupción, crueldad y tráfico de influencias.